La Verdadera Frustración del Contador
La acumulación de vencimientos, la poca organización de los clientes, la información desbordada y pocas herramientas para solucionar la frustración del contador.
Quién me ha robado el mes de abril, de mayo, de junio…
Cansada.
En estos días, esta es mi respuesta cuando alguien me pregunta “¿Cómo estás?”.
Muchos disfrutaron del fin de semana largo viernes-sábado-domingo-lunes del 20 de junio. Pero los Estudios Contables no pudimos disfrutarlo. Aunque vengamos trabajando intensamente desde hace semanas. O meses.
Motivo de las Frustraciones del Contador
Porque la semana próxima vencen todas las declaraciones anuales de personas físicas: Ganancias, Bienes Personales y Renta Financiera.
Y estuvimos rogando por una prórroga razonable que no ha llegado y que; aunque llegue en la semana, nos habrá quitado la posibilidad de haber disfrutado de este fin de semana. Como nos hubiera correspondido.
Simplemente porque sí: el Contador también es un ser humano. Somos personas. Personas humanas, como les gusta decir a la aggiornada normativa para nombrarnos. Y como tales tenemos derecho al descanso, sin el peso de la preocupación por todo lo que no llegamos a hacer. Ni tener que “aprovechar” los feriados para avanzar en el trabajo sin ser interrumpidos.
La Paradoja de los Vencimientos Contables
Los feriados “corren” el vencimiento al día siguiente. En la práctica esto se vuelve paradojal: nos falta un día de trabajo y, para llegar al vencimiento, tendremos que trabajar ese feriado.
Durante la semana no solo vencen las declaraciones juradas. También vence el IVA, el Libro IVA Digital, los pagos a cuenta de las declaraciones quincenales, las presentaciones de los Estados Contables del cierre diciembre.
Esos mismos balances que apenas acabamos de terminar, que tuvimos que haber legalizado y subido a la página para que nuestros clientes, por ejemplo, no se vean perjudicados con demoras al momento de querer nacionalizar sus importaciones, porque falta la presentación.
Y vencen las declaraciones de ingresos brutos mensuales.
Y el siapre. Y las obligaciones particulares que imponen los fiscos provinciales.
Y están los CM05 anuales que vencieron el mes pasado pero que no llegamos a presentar porque para ello necesitábamos terminar los balances.
Por cada mes que nos atrasamos, nos suma una rectificativa en el futuro. Y a nuestro cliente lo impactará directamente en acumular saldos a favor y en las retenciones y percepciones que le apliquen por no tener esa presentación a tiempo
Todo eso tendrá que estar terminado antes de que tengamos que liquidar los sueldos y el SAC para lo cual tendremos que haber estudiado cómo aplicar la nueva normativa (publicada el 11/06) para realizar el cálculo de las retenciones de ganancias en relación de dependencia.
La página de AFIP caída, un cuento que se repite.
Mientras tanto la página web se satura y obliga a intentar una y otra vez. La sesión expira. La consulta se cuelga. Buscamos otra vez la clave.
Y no podemos terminar el trabajo porque, cuando al fin realizamos una presentación, necesitamos esperar para compensar con un saldo a favor o presentar un plan en cuotas, el momento en que los saldos “aparezcan” en la página (¿dos horas? ¿al día siguiente?)
Claro que también nos afecta que los clientes no nos entreguen la información para el día que se la pedimos o que la envíen de manera parcial o en un formato inadecuado.
Solicitamos información para una determinada fecha sabiendo que tendremos que analizar datos, formular consultas, tal vez estudiar un tema, preparar nuestras planillas, prever que se caen las páginas y que para ello le hemos asignado un tiempo en nuestra agenda.
Parece obvio: si todos nos entregan la información sobre el vencimiento no habrá modo de cumplir con las presentaciones. Pero tenemos que explicarlo una y otra vez.
La clave: manejar el tiempo
El tiempo no vuelve. Si este año sentimos el agobio, nos quedamos trabajando hasta tarde y entregamos nuestros fines de semana, aprovechemos la experiencia para parar la pelota y pensar.
No podemos darnos el lujo de dedicar más horas al trabajo que las posibles. Porque eso repercute en nuestra salud, en nuestra calidad de vida y en la calidad de nuestro trabajo.
Solo podemos trabajar la cantidad de horas para las cuales tenemos energía y atención disponibles. Prestar nuestros servicios es dar nuestro tiempo. Y ese tiempo debe ser de calidad.
Aprovechemos entonces a pensar qué estamos haciendo y qué queremos hacer. Y definir cómo vamos a organizarnos de aquí en más y cuáles son nuestras prioridades.
Qué factores dependen de nosotros y cuáles no. Reservemos un tiempo en la agenda (dos horas semanales, por ejemplo) para pensar de qué modo modificaremos nuestra forma de encarar el trabajo para que nuestra vida no se desborde y ocupe todo nuestro tiempo.
Ese será un tiempo para pensar cómo nos organizaremos de aquí en más para trabajar las horas que consideremos mental y físicamente razonables.
Tal vez se trata de hablar con algunos clientes acerca de cómo y cuándo deben enviarnos la información o con qué grado de avance en la preparación.
Frustraciones vs Soluciones
De analizar si hay tareas que se pueden adelantar o simplificar.
De establecer qué tareas haremos y cuáles no.
O revisar qué opciones tecnológicas pueden ayudarnos.
O decidir si delegaremos parte del trabajo en profesionales de confianza.
O resolver si es tiempo de dejar ir a esos clientes en los cuales la ecuación tiempo/honorarios no cierra.
El camino que nos queda: manejar mejor el tiempo para lidiar con la frustración
No lo resolveremos de un momento para otro: en muchos casos habrá que probar para establecer prioridades, encontrar la mejor forma de organizarnos y tomar el control de nuestro tiempo.
Para salir del cansancio, necesitamos abandonar la queja y modificar aquellos factores en los que sí podemos influir. Decidir qué cosas ya no queremos para nosotros y gestionar nuestro tiempo de manera diferente.
Tomar conciencia de todo lo que pretendemos hacer y del tiempo del que disponemos es el primer paso. Aprender a gestionar mejor nuestro tiempo parece ser la única herramienta con la que contamos para poder salir de esta situación.
Soy contador ¿Cómo puedo usar Colppy?
La mayoría de nuestros contadores utilizan Colppy en el estudio y, además, tienen cada vez más clientes que lo usan en sus empresas.